Malformaciones genitales
La naturaleza también puede ser madrastra de la vulva y provocar anomalías congénitas que pueden tratarse bien ya en la infancia o la adolescencia.
Las malformaciones de la zona genital femenina pueden afectar tanto a la vulva como a la vagina. Las malformaciones vulvares más frecuentes son las de menor impacto: hipertrofia de los labios menores, hipertrofia del clítoris, duplicaciones del prepucio del clítoris. Los angiomas, las malformaciones linfáticas, las anomalías de los tejidos blandos como la presencia de lipomas de gran tamaño son bastante raros. La corrección de estas malformaciones debe realizarse con el máximo respeto anatómico y funcional, sin sacrificar la función para conseguir una correcta estética y también se debe tener en cuenta la estética en la función. Las malformaciones vaginales, en cambio, consisten en deformidades de la vagina que pueden ser de tamaño o calibre reducidos o, a veces, ausentes, como en los raros casos del síndrome de Rokitanski, cuya corrección implica el uso de métodos sofisticados que hoy permiten obtener resultados brillantes.